martes, 31 de mayo de 2011

La pobreza y la marginalidad como “otredad cultural”


La historia de la antropología está compuesta de varios intentos de aclarar, explicar y comprender lo que los seres humanos de antes y ahora fundan por medio de la cultura, con diversos motivos y metodologías dependiendo de la época. Las explicaciones y teorías han variado conforme han cambiado los intereses que les impulsa a su estudio.

Durante el colonialismo, la antropología actuó como ciencia intermediaria entre los nativos y los colonizadores. Promoviendo así, una eficaz dominación por medio del conocimiento que tenía sobre la cotidianidad de los pobladores de las colonias.

Para la primera mitad del siglo XX, la antropología se enfatizaba en investigar las formas de vida de las sociedades no occidentales. Los científicos sociales de esta época intentaban presentar el conocimiento antropológico desde el estudio de los otros (la otredad). Nace entonces un intenso interés por las sociedades “exóticas”, “lejanas”… “primitivas”. Muchos de los autores clásicos de la antropología como Malinowski, Benedict, Mead, Morgan, entre otros, estudiaron a lo largo de sus carreras éstas sociedades y convirtieron al estudio de las mismas en una tradición, haciendo que  nuevos profesionales se centrarán también en conocerlas y analizarlas.

Para la década de los 70s la disciplina sufre un vuelco en las esferas del objeto de estudio.  Al igual que las demás ciencias sociales, entra en un lapso de confusión y desorientación que la coloca en una “situación crítica” por varias razones. Una de ellas es, la cuestionada por los nuevos antropólogos “nativos” del tercer mundo o de aquellos “lugares lejanos” quienes estudiaron en Europa (principalmente) y regresaron a trabajar a sus países de origen. Entonces, ya no era tan defendido aquel principio de la no-pertenencia del antropólogo a la cultura investigada. Por ello, se pierde aquel interés(o tradición) por estudiar lo “exótico”, “primitivo”… Aunado a esto, para la época ya había desaparecido el colonialismo como tal,  haciendo que este objeto de estudio fuese perdiendo utilidad. Como consecuencia, los campos de estudio en la antropología empezaron a ser otros, como las “tribus urbanas” y aquellas sociedades marginadas y pobres. 
Los pobres y los marginados comparten muchos rasgos, como los expone Bauman :

los demás no encuentran razón para que existan, posiblemente imaginen que estarían mejor si ellos no existieran.” (Bauman, 1998: 104) 

Tanto los pobres como las sociedades marginales son considerados por el resto de la sociedad como inútiles, sin ellos los demás viviríamos sin problemas. Debido a que son inútiles, la imagen que se tiene de ellos es dominada por el miedo, así que son peligrosos. Este peligro es variado, va desde la violencia hasta la vergüenza o molestias en el paisaje. (Ídem). Estar al margen de los procesos económicos (pobres), políticos y sociales es estar excluido de la sociedad. Es representar una carga y atraso social, sea pobre o marginado.

Como se mencionó anteriormente, la pobreza y marginalidad empieza a ser un objeto de estudio para los antropólogos luego de la variante que sufre esta ciencia en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, aunque se cambien los focos de atención, en la antropología persiste el interés por estudiar los grupos de “abajo”, los que de alguna manera son marginados ya sea económica, social o políticamente. Sin importar la época, nos hemos sentimos atraídos por investigar estos grupos sociales.

Personalmente, creo que debe haber un cambio en la estructura. Los antropólogos estudiamos a los seres humanos y a su cultura ¿Por qué se ha excluido el estudio de las élites o el estudio de los ejecutivos o los políticos? Si estos grupos sociales prácticamente controlan la economía, la política e importantes aspectos sociales en las distintas partes del mundo, creo que es relevante estudiar la forma en que se comportan. No quiero decir que estos esfuerzos no se han hecho, pero son casos aislados.

Investigar sobre los sectores de la población marginales, pobres o antiguos es igual de significativo para el conocimiento antropológico que estudiar los “estratos altos” de la sociedad. De esta manera tendremos una visión más amplia de cómo funciona la humanidad.


Bibliografía utilizada:
Bauman Z. (1998) Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona, España. Editorial Gedisa S.A.

2 comentarios:

  1. Muy interesante.

    Sobre el estudio de las "clases gobernantes" no tengo una conclusión por supuesto, en lo personal se me hace un tema tedioso; si yo fuera antropólogo no sé si estudiaría a los políticos, supongo que no. Me parece que es posible que más que un estudio se transforme en un trabajo detectivezco, desenmarañar las movidas políticas y los intereses en juego que moldean el panorama político y económico.

    Cabe también la posibilidad de que estas investigaciones sei ocurren pero son frenadas por esos mismos estratos sociales encumbrados y con gran capacidad de amenazar con cualquier cosa a quien les cuestione.

    Un poco conspiranoico supongo, pero todo el mundo sabe que aún en las Costes a don Oscar Arias no lo vemos todavía, y que el hermanito, por más que todos nos damos cuenta y percibimos con una sola mirada lo sombrío de sus fines no se les ve compareciendo ante tribunales, y que si los llaman, de una forma u otra se las arreglan para ser exonerados, cualquier político tiene los mecanismos de influencia y/o monetarios para evitar cualquier tipo de observación alrededor de sus vidas.

    Supongo que el análisis antropológico de sus gobernantes y magnates le ha de quedar como papel delegado a la sociedad afectada como conjunto ya que sin la masa de gente no hay gobierno. De ahí en adelante nos vamos metiendo en el fango espeso y tedioso del tema de la gobernabilidad y eso sí me da náuseas :P

    Muy chiva su post, para ponerse a pensar :)

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  2. ola! Creo una de las razones por las que no nos interesa mucho estudiar estas esferas es porque la forma de aproximación a la realidad es compleja. Pero más bien debería ser un reto, y deberíamos tener más creatividad para llegar a estos grupos. Yo me incluyo, todavía no se me ocurre nada eficaz, por eso hago la reflexión.

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