martes, 18 de enero de 2011

Impresiones finales de un viaje


Diarios de campo

¿Qué son los diarios de campos? Para aquellos amigos y lectores que no están familiarizados con el estudio antropológico, quisiera explicar brevemente qué son los diarios de campo. Durante las investigaciones sociales y específicamente en la etnografía, usamos un registro donde expresamos lo que vivimos durante el proceso. No es una técnica estructurada ni se tiene que seguir un orden específico. Por su naturaleza, los datos son subjetivos ya que son básicamente la opinión del investigador sobre lo que está experimentando.

Inicié este Blog con las impresiones de mi llegada a Barcelona. Después de casi cuatro meses me voy, muy agradecida con el lugar y su gente pues ahí fui muy feliz y aprendí mucho. Sin embargo, quisiera irme con una opinión distinta a la que llegue sobre España-Latinoamérica, pero lastimosamente no es así.

Después de un tiempo de estar ahí y con el cariño que le llegué a tener al lugar, quise pensar que no había tanta exclusión, ni racismo, ni xenofobia; que yo simplemente estaba exagerando la situación. Pero hay cosas que no se pueden ocultar, y el trato hacia nosotros los latinoamericanos es de indiscutible inferioridad. No importa si se trata de un presentador de televisión, un profesor universitario, un adolescente o el vecino de la tercera edad. En todos los ámbitos se vive esa constante mirada colonizadora y puedo decir que nunca la había sentido tan fuerte como en este lugar.

Se dice que la historia que se recuerda no se repite (esto con respecto a los errores e injusticias). Muchos países han tomado este pensamiento dentro de su imaginario y lo han implementado en la educación nacional y en la imagen que se proyecta del mismo en el exterior. Dentro de la realidad europea, Alemania es un ejemplo. Después de la Segunda Guerra Mundial, se hizo un esfuerzo para que las generaciones futuras fueran reflexivas de las políticas y acciones injustas que en un momento reinaron en este país. Con esto, trataron de educar una nación más “sana” y por supuesto, que jamás se repitieran las atrocidades. Tal vez España debería tomar esta misma iniciativa. La mayoría de españoles no son conscientes de lo que por cientos de años hizo su país con Latinoamérica, lo que hizo con los pueblos indígenas y lo que esto implicó económicamente para España. Quizás, si se llevaran a cabo ideas de “retomar” la historia de esa manera – sin satanizar al pueblo español- hoy sufriríamos menos discriminación.

Pero, pensandolo bien, puede que yo sea muy ingenua. Tal vez Alemania no es un ejemplo a seguir, sino que poder político del pueblo judío es más fuerte, y por eso han logrado construir cientos de museos del holocausto, establecer educación(casi universal) para evitar el antisemitismismo .... en fin, tanto poder que llegaron a crear un estado judío en una tierra ocupado por otro pueblo, en un país que ya existía. Pero ¿quiénes son los indígenas? ¿Por qué no hay museos del “holocausto” indígena por toda España y Latinoamérica? ¿Será que la sangre indígena vale menos? ¿Por qué la comunidad internacional no ha luchado para que se respeten sus tierras, pero sí pudieron crear un país para los judíos?

De lo anterior inicia mi próxima reflexión: A pesar de todo lo que pueda sentir como inmigrante latinoamericana en España, tengo la opción de volver a mi país. En el momento que no me sienta bien existe un lugar en el mundo donde no me voy a sentir así. Un lugar donde no se me va a negar un trabajo por mi nacionalidad, ni se me va a negar rentar un apartamento ni atenderme en un banco. ¿Pero, qué pasa con las personas que no tienen ese lugar? Esta creo que es la peor de las exclusiones: ser discriminado en su propio país. Vivir sabiendo que no hay un lugar en donde se pueda “sentir seguro” y apoyado por un estado. Esto es lo que viven miles de minorías en latinoamerica, entre ellos por supuestos, los indígenas. Son discriminados por el simple hecho de ser.  Y por esto me siento muy culpable, porque yo soy parte de ese “todo” latinoamericano, soy el fruto de generaciones que los ha ido discriminado por décadas. Que además de matarlos físicamente, se ha matando sus tradiciones, sus idiomas, sus derechos, sus tierras, su estilo de vida… tanto así que se les ha hecho dependientes de la ayuda de otros. 

Creo que no hay nada que pueda hacer yo en el lapso de mi vida que me quite esa culpa. Represento eso aunque lo odie, al igual que los españoles simbolizan para mí la crueldad del colonialismo y todas sus consecuencias. Simbólicamente yo en Latinoamérica soy –inevitablemente- lo que en España aborrecía.


jueves, 13 de enero de 2011

miércoles, 5 de enero de 2011

Barrios y vida gitana




Fotoetnografía
Mercado de la Boquería


Barrio la Mina

                                                             



Plaza Raspall-Grácia