Diarios de campo
¿Qué son los diarios de campos? Para
aquellos amigos y lectores que no están familiarizados con el estudio
antropológico, quisiera explicar brevemente qué son los diarios de campo.
Durante las investigaciones sociales y específicamente en la etnografía, usamos
un registro donde expresamos lo que vivimos durante el proceso. No es una
técnica estructurada ni se tiene que seguir un orden específico. Por su
naturaleza, los datos son subjetivos ya que son básicamente la
opinión del investigador sobre lo que está experimentando.
Inicié este Blog con las impresiones de mi
llegada a Barcelona. Después de casi cuatro meses me voy, muy agradecida con el
lugar y su gente pues ahí fui muy feliz y aprendí mucho. Sin embargo, quisiera
irme con una opinión distinta a la que llegue sobre España-Latinoamérica, pero
lastimosamente no es así.
Después de un tiempo de estar ahí y con el
cariño que le llegué a tener al lugar, quise pensar que no había tanta
exclusión, ni racismo, ni xenofobia; que yo simplemente estaba exagerando la situación.
Pero hay cosas que no se pueden ocultar, y el trato hacia nosotros los
latinoamericanos es de indiscutible inferioridad. No importa si se trata de un
presentador de televisión, un profesor universitario, un adolescente o el
vecino de la tercera edad. En todos los ámbitos se vive esa constante mirada
colonizadora y puedo decir que nunca la había sentido tan fuerte como en este
lugar.
Se dice que la historia que se recuerda no
se repite (esto con respecto a los errores e injusticias). Muchos países han
tomado este pensamiento dentro de su imaginario y lo han implementado en la
educación nacional y en la imagen que se proyecta del mismo en el exterior.
Dentro de la realidad europea, Alemania es un ejemplo. Después de la Segunda
Guerra Mundial, se hizo un esfuerzo para que las generaciones futuras fueran
reflexivas de las políticas y acciones injustas que en un momento reinaron en
este país. Con esto, trataron de educar una nación más “sana” y por supuesto,
que jamás se repitieran las atrocidades. Tal vez España debería tomar esta
misma iniciativa. La mayoría de españoles no son conscientes de lo que por
cientos de años hizo su país con Latinoamérica, lo que hizo con los pueblos
indígenas y lo que esto implicó económicamente para España. Quizás, si se
llevaran a cabo ideas de “retomar” la historia de esa manera – sin satanizar al
pueblo español- hoy sufriríamos menos discriminación.
Pero, pensandolo bien, puede que yo sea
muy ingenua. Tal vez Alemania no es un ejemplo a seguir, sino que poder político
del pueblo judío es más fuerte, y por eso han logrado construir cientos de
museos del holocausto, establecer educación(casi universal) para evitar el
antisemitismismo .... en fin, tanto poder que llegaron a crear un estado judío
en una tierra ocupado por otro pueblo, en un país que ya existía. Pero ¿quiénes
son los indígenas? ¿Por qué no hay museos del “holocausto” indígena por toda
España y Latinoamérica? ¿Será que la sangre indígena vale menos? ¿Por qué la
comunidad internacional no ha luchado para que se respeten sus tierras, pero sí
pudieron crear un país para los judíos?
De lo anterior inicia mi próxima
reflexión: A pesar de todo lo que pueda sentir como inmigrante latinoamericana
en España, tengo la opción de volver a mi país. En el momento que no me sienta
bien existe un lugar en el mundo donde no me voy a sentir así. Un lugar donde
no se me va a negar un trabajo por mi nacionalidad, ni se me va a negar rentar
un apartamento ni atenderme en un banco. ¿Pero, qué pasa con las personas que
no tienen ese lugar? Esta creo que es la peor de las exclusiones: ser
discriminado en su propio país. Vivir sabiendo que no hay un lugar en donde se
pueda “sentir seguro” y apoyado por un estado. Esto es lo que viven miles de
minorías en latinoamerica, entre ellos por supuestos, los indígenas. Son
discriminados por el simple hecho de ser. Y por esto me siento muy
culpable, porque yo soy parte de ese “todo” latinoamericano, soy el fruto de
generaciones que los ha ido discriminado por décadas. Que además de matarlos
físicamente, se ha matando sus tradiciones, sus idiomas, sus derechos, sus
tierras, su estilo de vida… tanto así que se les ha hecho dependientes de la
ayuda de otros.
Creo que no hay nada que pueda hacer yo en
el lapso de mi vida que me quite esa culpa. Represento eso aunque lo odie, al
igual que los españoles simbolizan para mí la crueldad del colonialismo y todas
sus consecuencias. Simbólicamente yo en Latinoamérica soy –inevitablemente- lo
que en España aborrecía.